sábado, 29 de junio de 2019

Las Colonias de Galeón


Transcribimos el discuro, facilitado por su autor, sobre las Colonias de Galeón, pronunciado en junio de 2018 con motivo de las Jornadas sobre el Centenario de estas Colonias. 


LAS COLONIAS DE GALEÓN DE CAZALLA DE LA SIERRA.
ALGO MÁS QUE HISTORIA.

Antonio Carmona Granado.
Casa de la Cultura de Cazalla de la Sierra.
Jornadas del centenario de las Colonias de Galeón. 29-Junio-2018.

Buenas tardes. El Presidente de la Asociación Cultural José Mª Osuna me llamó hace unos días para comunicarme que nuestra Asociación se había comprometido a colaborar en estas Jornadas que se celebran estos días en Cazalla, haciendo acto de presencia en esta segunda conmemoración del centenario de las Colonias. Me dijo que se trataba de una mesa coloquio con varios participantes, en la que yo tendría unos 15 ó 20 minutos para hablar sobre el tema de las Colonias. No sé por qué pensó en mí para esta colaboración. Lo cierto es que me tocó. Tuve al principio algunas dudas, pero no quise dejarlos en la estacada.
Tengo que advertir, antes de nada, que no soy un experto en este tema. Sé sobre él, posiblemente, bastante menos que muchos de los que aquí estáis presentes y que, por supuesto, de algunos que están ausentes (entre otros Nono Jiménez, quien nos acompañó el año pasado con su voz rota, y a quién le enviamos desde aquí nuestros más entrañables recuerdos y deseos de recuperación).
Quisiera contribuir a esta conmemoración con algunas ideas, fruto de mis reflexiones, más que de estudios detenidos y científicos sobre el asunto, que aún están por hacer. Esas reflexiones están basadas, beben, en tres tipos de fuentes:
En primer lugar, en lo que he oído…, en lo que me han contado…, en lo que he recordado;
En segundo lugar, en lo que he leído;
Y en tercer lugar, en lo que mi imaginación ha querido elaborar a partir de esas dos fuentes anteriores, no sé si certeramente o no. Porque la imaginación, como decía Juan ARNAU el otro día en el diario El País (Sábado 16 de junio de de 2018, Babelia pág. 14), es también un medio de conocimiento. “La imaginación manda sobre todas nuestras ideas, decía…, permite crear representaciones, pero también combinarlas y abstraerlas para formar conceptos”. Y esta última cuestión me parece importante, porque las Colonias forman ya parte del imaginario colectivo de la gente de Cazalla y de El Pedroso…, forman parte ya de nuestro imaginario común, y, por tanto, también los profanos en la materia podemos acercarnos y contribuir a esa imagen, aunque sea a partir de procedimientos que pueden resultar meros ejercicios literarios. Tenemos el derecho a ello.



Permítanme, por tanto, que empiece por este último apartado, exponiendo unas ligeras pinceladas de esas IMÁGENES que se nos agolpan, disueltas en el aire, en la niebla de los tiempos, como decía Eva DÍAZ PÉREZ:
… Y a través de esa penumbra imaginativa…, quiero ver a UN HOMBRE con la piel ennegrecida y cuarteada, como respuesta a  la intemperie de los tiempos que le tocó vivir, como respuesta al viento ardiente de muchas tardes de solano, como respuesta al carámbano de muchas mañanas heladas... Quiero imaginar a un hombre de vestimenta ruda y endurecida,  acorde con los troncos de los vidueños entre los que se debate, acorde con el terreno pedregoso con el que combate… Un hombre encorvado, enjuto, en sintonía con  el trabajo de la tierra, en su pelea por el pan… Un hombre, a la vez, ligero y ágil, en consonancia con la inquieta punta de cabras a la que debe manejar… Un hombre también paciente y tranquilo, moviéndose al ritmo  lento  de la espera de los frutos que han de venir...Un hombre fortalecido y afilado por la resistencia  del pedernal de esa vida, por la que tiene que luchar cada día…, cada estación…, cada año… Ese círculo, esa rueda, que raramente alteraba/rompía su órbita. Y mejor sería así. Pues su rutina, su costumbre, se convertían en los cimientos de su saber, de su seguridad.
Imagino también, compartiendo todo esto con él, a UNA MUJER…, de pelo tupido y recogido, de morenura impresa en su rostro y en sus manos, de ojos oscuros y brillantes, sorteando gallos orgullosos y gallinas locas y saltarinas, para intentar mantener la limpieza decente de los alrededores  de la casilla, y entrando y saliendo por su umbral, una y otra vez, para vigilar un puchero hirviendo, que amenaza con escaparse de la olla. Siguiendo la fatal consecuencia de una impuesta  y secular división de trabajos… Imagino también una mujer inquieta y sin reposo, de diez mil brazos, pendiente de los múltiples detalles ancestrales del estrecho y ancho mundo casero que consigue dominar... Pendiente del lebrillo y del artesón con la ropa enjuagada… Pendiente del horquillón resbaladizo que sujeta el alambre de la ropa tendida a merced del viento… Pendiente de la cántara del agua fresca que está por llenar, desde la escasa generosidad y lejanía de su fuentecilla… Mujer de pañuelo al hombro o de cabeza cubierta, de delantal suelto o recogido. De tijeras de costura y de tijeras de vendimia. Mujer y madre.
Imagino también a NIÑOS y NIÑAS de largas caminatas, de polvo y fango, a la escuela de la Central…, donde les esperaban cartillas, cánticos, pizarras y pizarrines, juegos de alpargatas…Y maestros y maestras por venir desde la distancia. Niños y niñas de cantina escolar. Y  también imagino a JÓVENES ilusionados acudiendo al baile de la explanada en los días festivos, con músicos de pitos y flautas…, en los días de camisa y vestido limpio… Y también la misa del cura…  ¿No había campanas? … Y médicos y practicantes que acudían en consultas distanciadas… Y al Ingeniero de chaqueta en sus oficinas… haciendo balances, escribiendo informes y memorias… Y como fondo de todo ello…, en los tiempos de buen año, las canaletas rebosantes de vino, en pendiente veloz hacia los conos ciclópeos e imperturbables del edificio de los arcos arábigos…
Me gustaría saber qué han escrito los poetas sobre estos paisajes, sobre esta gente… ¿No fueron nunca recurrentes para el más mínimo verso, para la más simple lírica? Me temo que no ¡Qué pena que no hayamos tenido un Antonio Machado o un Juan Rulfo que se ocuparan de ellos!

Y desde la imaginación pasemos a la fuente primera, a los RECUERDOS escuchados…, a los RECUERDOS intuidos:
Y en esos recuerdos, quisiera no olvidarme, en primer lugar, de mi abuelo, Francisco Carmona Pizarro, a quien nunca conocí, originario de Campanario, oficial de panadero, gran aficionado a las bestias (como se decía antes)  y coloniante hasta su muerte en 1944. De él me han transmitido una frase de gran contenido simbólico y un tanto “oscuro”,  que, como no soy “viñaero”, no llego a desentrañar su significado profundo y verdadero, y que decía que “había plantado las viñas de noche”.   También me han contado de él que recorría las calles del pueblo, vendiendo las uvas que acarreaba en las angarillas y serones de sus “bestias”. En la última visita que hizo mi padre, ya anciano, a las Colonias, recorriendo aquellas instalaciones de la Central, alrededor del camino, me señalaba una construcción ruinosa y comentaba, no con mucha precisión,  que su padre, mi abuelo Francisco,  había construido e inaugurado el horno de la Central”.
También quiero recordar a la buena de mi abuela Rosario Fontecilla, que nos contaba, a los nietos más chicos, cosas de la vida de aquellas Colonias que nosotros no habíamos llegado a conocer. Los nombres de Cortés y de Basilio siempre sonaron en aquella casa como los de los lotes vecinos (el 6 y el 15, respectivamente, como he podido comprobar después). De ella se decía que se llevaba muy bien con la gente de Quintanilla (porque su lote era de los últimos, de los de  allá arriba, y lindaba con aquella finca en el término de El Pedroso) y también que iba a la Estación de ferrocarril de ese pueblo a vender  sus cestos de uva.
Pero si hay personas a las que siempre asocié a las Colonias fueron mi tía María y Manuel, su marido. De ellos  si se me quedó, imborrable, su imagen descargando las canastas de uva en casa de mi abuela. Uva que había que procurar no tocar porque era para venderla. Aunque alguna si llegábamos a coger. Algo que también cuenta mi hermana Isabela.
 Y de mis tíos Manolo y Francisco…, los “músicos de las Colonias”, de trompeta y clarinete, también oí hablar como animadores de más de una fiesta (juerga) de coloniantes. Todavía, por entonces, no formaban parte de la “Orquesta sin rumbo”.
 Allí ya era mocita mi tía Carmen. Y allí también pasaron parte de su crianza los hermanos más chicos: Antonio, Carmelo y Rosario.
Sí… allí vivieron todos… ¡Con qué nostalgia recordaba mi padre todo aquello!: “En los mejores años el vino corría a chorros, rebosando por las canaletas”, decía. Contaba los buenos ratos con su compadre Carmelo Pérez, el Cuervo, el último guarda de las Colonias, mi padrino, a quien mi madre culpaba de dejarme estampado su nombre en mi partida de nacimiento. ¡Cuánto les gustaba el vino! ¡Y lo poco que había para comer! Al mal tiempo le ponían buena cara.
Hoy toda la memoria de aquellos lugares, de aquellas vivencias, ha quedado depositada en mis hermanos, sobre todo en Pepe, que sigue siendo para mí una fuente inagotable de conocimientos sobre sus tiempos de niño. No deja de recordarle a su primo que está en Avilés, cuando lo llevaba en cuestas desde el pueblo, andando, hasta la Colonia de su abuela. Y lo mismo hacía con sus hermanos mellizos, más chicos. “Allí no había cochinos, nada más que unas cuantas cabras amarradas”, suele decir con frecuencia… Son las Colonias de posguerra que él conoció.
También se me ha quedado una anécdota que me contaba mi hermano Paco, el melli, que bien podría dar para un artículo, de la que ya había oído algo… No sé si recordarán ustedes aquel cura estrafalario y curioso que tuvimos en Cazalla durante los años cincuenta y sesenta. Aquel cura catalán, con acento castellano difícil de descifrar, al que los chiquillos llamaban zapatones por sus grandes pies y por su forma de andar… Se trataba de D. Francisco Puigmal Pujol, un cura bastante peculiar. Y entre sus peculiaridades estaba su enorme amor a la Naturaleza (y también a la ingeniería). Ese amor y esa afición le llevaban a recorrer los caminos y senderos de nuestros campos. Hasta tal punto que una noche, una de esas caminatas le llevó a “perderse” (según pensó después la gente)  hasta las mismas Colonias. Al pasar por la Central, los ladridos de los perros levantaron, asustados, a los que dormían en la casilla del guarda, quien con su correaje y distintivos en ristre, se dispuso a averiguar de qué se trataba. Y cual no fue su sorpresa al toparse nada más y nada menos que con un cura. Un cura enorme, con toda su sotana, perdido por aquellos parajes. “Pero, hombre, ¿cómo se le ocurre andar por aquí a estas horas, perdido, para que le pueda pasar alguna desgracia?”, le espetó el guarda. A lo que él respondió con toda serenidad: “No se preocupe, hermano, la luna es mi guía”… La luna…, aquella luna clara de las Colonias, que alumbró también los caminos y las madrugadas de tanto coloniante. Una simple anécdota, pero significativa de los valores que encierra aquella Naturaleza.
Son, en fin…, para mí…, estos, los recuerdos lejanos de las Colonias que siempre han correteado por mi casa, de manera viva… Escenas de una vida que no fue la mía, pero que quiero llevar conmigo y no quiero olvidar. A pesar de que, como dijo alguien, la memoria, como la desmemoria y el olvido, tienen siempre sabor agridulce.
Para mi biografía personal, solamente quedan los gratos recuerdos de los momentos allí vividos muchos años después, en aquella reconstruida casa del guarda, con mi amigo Manolo Diz y todo nuestro séquito familiar y de amistades. En aquellos ratos de esparcimiento descubríamos un mundo de colonias ya  diferente. Las antiguas colonias, los azulejos de las ruinas de la Central, la coqueta construcción del kiosco meteorológico…, eran para nosotros pura arqueología, difícil de ser rescatadas. Esas son las colonias que yo conocí.
También recuerdo, con otra significación, los días en que acompañamos a los miembros de aquel equipo (Pina y Mare López Gay, Alberto Moreno, Pilar Peiró, Rosario Osuna…) del Departamento de Antropología de la, entonces, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Sevilla, en sus estudios de campo sobre la emigración en 1974, dirigidos por Isidoro Moreno. Y, algunos años después, a finales de los setenta, cuando volvieron Juan Agudo, Esther Fernández de Paz, Encarnación Aguilar y algunos más, a los que también acompañamos en sus investigaciones sobre el cultivo de la viña. Eran los primeros intentos académicos de aproximación al fenómeno social de nuestras Colonias. ¡Cuánto pudimos aprender! Por ahí quedaron escritos e impresos sus trabajos, con aquella frase de aquel colono que decía algo así como: “Un sueldo fijo mejor que una colonia; la colonia mejor que un jornal eventual”.  ¡Cuántos años ya de todo aquello!
Hoy las Colonias son ya otra cosa. El ocaso de aquellas colonias vino acompañado del hundimiento del mundo que las rodeaba, del que fueron hijas. Las colonias de hoy ya no son “colonias”. Aquel territorio ya quedó colonizado y ya se descolonizó. Hoy aquellas tierras son fincas de recreo y ocio, de turismo rural, de experimentación vinícola y económica. Hoy son tierras más o menos relajadas. No son tierras de combate y supervivencia. Son tierras libres que no atan a nadie (o a muy pocos). Allí ya no queda Central, ni Cooperativa, ni escuela, ni economato. Desaparecieron los colonos. Hoy las viven, las vivís, nuevos repobladores, la mayoría llegados de otros “mundos”, a veces, lejanos. Las colonias de ayer hoy tan solo son memoria, sin cordón umbilical, con tan solo un leve hilo conector con las de hoy. Fueron aquéllas, colonias de heroicidades, nunca de utopías, de vida al límite, del todo o nada. Nada que ver con el ahora.
No soy quien para juzgar, a estas alturas de mis años, lo que vino ocurriendo en aquellas tierras. Sólo me sitúo en la perspectiva de un descendiente lejano de coloniantes que nunca acabaron de  creérselo del todo, que fueron derrotados en el empeño y que tuvieron que buscar otros caminos, tampoco nada fáciles, para poder sobrevivir.
Más que desde el pasado, las colonias actuales han de reinventarse desde el presente a partir de una imagen más idílica, más bucólica, inspiradas en los valores de tranquilidad, lejanía, posibilidad… en estas tierras duras de Sierra Morena.
Y para justificar mi presencia aquí como antiguo profesor de historia, muy brevemente y para terminar con una pequeña e inconexa aportación documental, que expongo a continuación…, quisiera dejar mi granito de arena, por el momento, al CONOCIMIENTO HISTÓRICO de las Colonias. Algo ya aportamos  sobre él en aquel nuestro artículo de la Revista de Cazalla de 1997, titulado 1916. Un título por un  pleito. Entonces ya dimos cuenta del contexto histórico en el que se produjo la solicitud de Colonias Agrícolas para nuestro pueblo. También transcribíamos el contenido íntegro de dicha solicitud, recogido en el Acta Capitular de 5 de diciembre de 1916, que curiosamente no se corresponde en su totalidad con la incluida en el Proyecto de Creación de Colonias publicado por el Ayuntamiento en su momento y aparecido en el libro de Nono Jiménez. Existen algunos párrafos diferentes. También hablábamos de sus mentores locales y gubernamentales y de que Cazalla deja de ser “villa” (aunque ahora vuelve a ser “villa real”) para adquirir el título honorífico de “ciudad”. O sea que, de alguna manera, la “colonización” de nuestras últimas tierras comunales convirtió a Cazalla en “ciudad”. Es curioso que todos los honores proceden siempre del mismo venero. De todo ello escribíamos hace ya más de veinte años.
Y dábamos también noticias de algunos de los socios fundadores de las Colonias, allá por febrero de 1994, cuando publicábamos en El Chorrillo, una pequeña columna titulada 1917. Sindicalismo en Cazalla. Escribíamos allí sobre el Reglamento de la Sociedad Obrera Agrícola de Cazalla de la Sierra, impreso y dado a difusión en 1918 (ahora también hace un siglo). Una Sociedad que se marcaba como objetivo “el mejoramiento moral y material de la clase obrera, por cuantos medios lícitos halle a su alcance, así como la propaganda de los principios de unión, solidaridad y democracia entre los asociados” y que se planteaba entre otras aspiraciones “la instrucción como uno de los principales fines de esta Sociedad y hará cuantos sacrificios pueda, para mantener escuelas de niños y adultos con el fin de fomentarla”.  Rafael Fontán,  Manuel Morales, José Caballero, José Escalera, José Cortés, Antonio Pacheco, Antonio Alcalde y Manuel Ruda formaron su primera Comisión Directiva. Y decíamos entonces: Según tenemos entendido (aunque no comprobado) jugó esta sociedad un importante papel en el tema de la Colonia Agrícola de Galeón, en lo que respecta a la defensa de los intereses de los coloniantes.  Pasados los años, las investigaciones han dejado patente este papel.  Cinco miembros de la mencionada Comisión Directiva (José Escalera Nosea, Antonio Pacheco Valdés, José Cortés Morales, Manuel Morales Bejarano) se encuentran entre los primeros coloniantes. Uno de los más destacados, José Escalera, nacido en Cazalla en 1896, sería también dirigente de la Comisión de Colonos, afiliado al PSOE y la UGT, concejal del Ayuntamiento, fusilado la madrugada del 26 de agosto de 1936, según Nono Jiménez (Libro de las Colonias, pág. 63)
Otros documentos me han ido apareciendo con el tiempo.
En la hemeroteca digital de ABC, por ejemplo, se encuentran muchas noticias sobre nuestro tema. Así, en el del 18 de abril de 1923 se insertaba el siguiente anuncio:
“JUNTA CENTRAL DE COLONIZACIÓN Y REPOBLACIÓN INTERIOR
COLONIA AGRÍCOLA DE “GALEÓN” DE CAZALLA DE LA SIERRA (SEVILLA).
CONCURSO
Se abre concurso público para la construcción de una bodega cooperativa de 11.000 hectólitros de capacidad, y suministro de los mecanismos necesarios para la elaboración de vino blanco. Los concursantes deberán presentar sus proyectos y pliegos de condiciones antes del 1º de Mayo del presente año, en la dirección de esta Colonia en Cazalla de la Sierra calle Virgen del Monte, número 52, donde se facilitarán el esquema y los datos necesarios a que han de sujetarse dichos proyectos.
Lo cual se hace público para general conocimiento. El Ingeniero Director, Manuel Mª Rueda y Marín.”
El día 2 del mes siguiente, vuelve a repetirse un anuncio de similares características, esta vez en conjunción con las Cooperativas de Huelva (Alquería) y Sanlúcar de Barrameda (Algaida), ampliando el plazo hasta el 31 de Mayo.
Las dificultades para adjudicación del proyecto eran patentes y por lo que vemos estaba ya avanzada la primavera  y aún no habían empezado las obras. Nono Jiménez, en cambio, apunta (en pág.49)  que para estas fechas las obras ya habían comenzado.
También leía no hace mucho un interesante párrafo de uno de los Informes de Don Manuel María Rueda y Marín, director de la Colonia de Galeón, que afirmaba en 1924:
Cada lote que se visita ofrece distintos motivos de sorpresa y satisfacción para el que los recorre, aunque esté algo enterado de la ímproba labor que ha sido necesario realizar para ponerlas en cultivo. En muchos la roca dura ha desaparecido al abrir los hoyos que han de servir de sostén a las cepas; en otros se ve que la pronunciada pendiente de la ladera no ha impedido que el colono, con su arte, utilice terrenos en cualquier otro caso inadecuados para el cultivo” (Junta Central de Colonización, 1924, pág. 32)” (pág.1050).  Citado en BARCIELA, Carlos. “La colonización agraria en España durante el primer tercio del siglo XX “(págs. 1043 y ss.). En LIBRO JUBILAR EN HOMENAJE AL PROFESOR ANTONIO GIL OLCINA. Publicaciones de la Universidad de Alicante. 2016.

Y también un documento, o varios, de esos que van errantes por los caminos de la historia, que no fueron escritos para ser leídos aquí y ahora, en esta casa de la Cultura de Cazalla y en estas Jornadas, ochenta y siete años después. ¿Qué hubieran hecho los autores si hubieran sabido que estaban escribiendo estos documentos históricos también para nosotros? Seguramente lo mismo, pues no estaban dispuestos a callarse el problema que planteaban. En fin, aunque seamos unos entrometidos, leamos los documentos y hablemos todo lo que se nos ocurra sobre ellos.  Proceden de nuestro ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE CAZALLA DE LA SIERRA. CAJA 278. Hemos titulado el legajo “INCIDENTE DE LA MAESTRA DE LAS COLONIAS” y  está fechado en mayo del año 1931.
Doc. 1: Escrito (manuscrito) de los Coloniantes al Alcalde:
Colonia Agrícola Galeón Cazalla 12, de Mayo 1931.
                               Sr. Alcalde de esta Ciudad
 El día 10 Domingo se presentó en esta el Cura a desir [sic] una misa y porque no se presentaron Colonos a ella la maestra de la academia Blasfemava [sic] en contra de los Colonos de una manera infernal.
Dicha maestra ni tiene título ni ánimos para arcanzarlo [sic] y por influensia del réjime anterior su plaza ¿? Está sin publicar en el Ministerio de Instrucción pública, esperamos lo haga saver [sic] al Inspector de escuelas para que no siga este abandono.
[Sello de Registro de ENTRADA del Ayuntamiento con fecha 12 MAYO 1934]
La Comisión: Antonio Vergara [Rúbrica] José Benítez [Rúbrica] José Escalera [Rúbrica]”

Doc. 2: Medidas desde el Ayuntamiento:
[Manuscrito] “Decreto:  Visto el anterior escrito que presentan los Colonos de Galeón, contra la Maestra que ejerce en la misma, diríjasele oficio para que comparezca el próximo viernes quince del actual, a las tres de la tarde con el fin de hacer las alegaciones que estime pertinentes; comunique con atto. oficio al Exmo. Sr Gobernador Civil, rogándole su traslado al Exmo. Señor Ministro de Instrucción Pública y al Sr Inspector Provincial de 1ª Enseñanza.-
Cazalla 13 Mayo 1931
El Alcalde [Firma rúbrica y sello]
Diligencia Seguidamente con oficios números 660, 61, 62 se dio cumplimiento al anterior decreto: cerífico: [Rúbrica: Oterino]”.
Doc. 3: Oficio de citación a la Maestra. [Mecanografiado]
[Membrete del Ayuntamiento con la corona del escudo municipal de las palomas tachado]
“Negociado A. Número 662
En decreto hoy he acordado citar a V. para que comparezca el próximo Viernes, quince del actual, a las tres de la tarde, con el fin de que haga cuantas manifestaciones estime convenientes a su derecho en denuncia presentada por varios Colonos, relativa a ilegal desempeño de su cargo y a ofensas por no asistir a la misa del último domingo.-
Le ruego firme el duplicado del presente para su constancia.-
Cazalla de la Sierra 13 mayo de 1931.-
[Sello del Ayuntamiento Constitucional sin corona] [Firma rúbrica del Alcalde]
Recibí el duplicado.- P.A. Luis Trigueros Burgos [Rúbrica]
Sra. Maestra de la Colonia Agrícola de Galeón.- Calle Catalina.”
Doc. 4: Declaración de la hermana de la maestra. [Manuscrita]
Comparecencia.- En la Ciudad de Cazalla de la Sierra, a las quince horas del día quince de Mayo de mil novecientos treinta y uno, ante el Sr. Alcalde D. Manuel Martín de la Portilla, que se encuentra en su despacho asistido del Secretario interino D. José Oterino González, compareció Dª Carmen Trigueros de Burgos, en representación de su hermana Dª Josefa, Maestra de la Colonia Agrícola de Galeón de Cazalla, a virtud de citación hecha por oficio nº 662 fecha 13 de Mayo y con la venia del Sr. Alcalde manifestó:
Que es completamente incierto el que hubiera blasfemado contra los Colonos como puede acreditarlo con testigos.
Que al punto segundo es verdad que no posee título pues lo que está haciendo ahora es supliendo particularmente por enfermedad a su hermana Dª Josefa, que posee su título profesional.
Dice también que sería perjudicial pedir la publicación de esta vacante para la Inspección de 1ª Enseñanza, puesto que hace un año fue publicada, tomó [tachado] y nombrada otra maestra cuya Sra. no tomó siquiera posesión, renunció a la misma y nuevamente ha salido a concurso que está pendiente de resolución.
Que nada más tiene que manifestar, se afirma, ratifica y firma con el Sr. Alcalde, de todo lo cual yo el Secretario intº certifico: Sobre raspado <compareció> vale; tachado <tomó>  no vale.
[Sello del Ayuntamiento] Rúbricas del Alcalde, de Carmen Trigueros y del Secretario intº.”
Como se puede observar los documentos ponen de manifiesto aspectos de gran interés sobre la vida cotidiana de las Colonias. La educación, los servicios religiosos, las relaciones de la Colonia con el Ayuntamiento, etc…
Este tema de la educación y de las escuelas daría, por sí solo, para todo un trabajo de investigación. Nono le dedica en su libro algún apartado. Entre las Actas Capitulares de nuestro Archivo aparecen noticias al respecto, con cierta frecuencia. Por ejemplo:
 En las Actas Capitulares de 07-06-1934 (f. 6) se dice: “Fue denegada la solicitud que eleva D. Dionisio Martín Ortiz, Maestro Nacional de la Escuela de la Colonia Agrícola de Galeón, en atención que las noticias que posee la Corporación, en la misma existe casa habitación para Maestro y Maestra, además de estimar que no le corresponde al Ayuntamiento la expresada obligación”.
A pesar de esa autonomía de las Colonias que el Ayuntamiento se encarga una y otra vez de poner de manifiesto, de vez en cuando también habrá de correr con algunos de los gastos que, en este tema escolar, se generan:
Así en el Acta de 28- 06-1934 (f.14) se dice: “Veinte pesetas a Manuel Miguel Hierro por traslado de bancas a las escuelas de la Colonia de Galeón”.
Hay más información esperando ser transcrita en nuestras Actas Capitulares.
Pero, concluyendo, y como fenómeno histórico general…, se suele concebir éste de la Colonización Interior por la historiografía, como “un episodio estabilizador en áreas socialmente conflictivas”. (MONCLÚS, F.J. y J.L. OYÓN. De la Colonización Interior a la Colonización Integral (1900-1936). En R.GARRABOU, C.BARCIELA y J.I. JIMÉNEZ BLANCO, edcs. Historia agraria de la España contemporánea. 3. El fin de la agricultura tradicional (1900-1960). Ed. Crítica. 1986. Pág. 352)
El profesor Carlos BARCIELA (La colonización agraria en España durante el primer tercio del siglo XX. En LIBRO JUBILAR EN HOMENAJE AL PROFESOR ANTONIO GIL OLCINA. Publicaciones de la Universidad de Alicante. 2016) también nos dejó escrito:
“Las reformas que tan tímidamente se emprendieron en España estuvieron inspiradas en un primer momento, Ley de 1907, en la doctrina social de la Iglesia y, posteriormente, las de la Dictadura de Primo de Rivera y las de la colonización del franquismo lo estuvieron en la política de bonifica y colonizzazione del fascismo italiano…” (pág. 1057)

Por otra parte, según los profesores Nadal y Fontana (citados por este mismo autor al comienzo de su trabajo), el contexto político-social en el que se desarrollaron las colonizaciones entre 1907-1931 era el de “un régimen de terratenientes, gente de orden y señoritos que practicó una política de conservadurismo puro, aderezada con rasgos de paternalismo ilustrado”. (pág. 1059)

En la memoria de Cazalla, cien años después de su nacimiento, las Colonias aún están presentes, a pesar de que los caminos más frecuentados pasan hoy por otras ruinas, las de la Fábrica de Hierros, también en la conmemoración de su bicentenario. Ruinas todas válidas para dar a conocer el pasado de unas tierras y unas gentes que en ellas dejaron su ser. Honor y gloria para todos ellos.
Muchas gracias.




NOTAS ACLARATORIAS A POSTERIORI:
Esta intervención se enmarcó en una mesa redonda que compartí con quien la moderaba, la presidenta de la Asociación de propietarios de las Colonias de Galeón, Mª Ángeles Yáñez Barnuevo; con Monte Brito Benítez (de 88 años, hermana de mi tía Trini, mujer de mi tío Manolo Carmona), nacida colonianta en el Lote 22, que fue entrevistada por la anterior; y con una señora, cuyo nombre no recuerdo, manchega descendiente de bodegueros, según dijo, becada por el ayuntamiento durante tres meses, para realizar un estudio histórico sobre las Colonias. [Después he averiguado que se trata de Nieves Moreno Rosillo, de Quintanar de la Orden, Toledo, cuya hermana Amelia, pintora famosa, fallecida en 2013, creó una importante Fundación Cultural en dicha localidad, dándosele nombre a una calle con sus apellidos].
La última parte de mi intervención (la relacionada con los documentos históricos procedentes del Archivo Municipal), no la pude exponer por la premura de tiempo que manifestó la moderadora.
De las respuestas de Monte Brito anoté: “espigando” (entre los trabajos que realizaba) “que eso hoy ya no se hace”, “escuelas de niños y niñas con clases de 30 y más”. “Teníamos las clases de 10 a 12, después descansábamos para tomar la merienda”. “Por las tardes había clases para los mayores”. También habló de pizarra, pizarrín, manuscrito, el cuadro de Franco. No veía libros. Su madre les “lavaba los vestidos de noche”.
Antes de la mesa redonda había tenido lugar la inauguración de una exposición fotográfica y audiovisual sobre las Colonias. A dicha inauguración asistieron las autoridades municipales (que disculparon su ausencia en la actividad siguiente por motivos de agenda) y los descendientes (nieto y nieta) de Salvador Rus, el contratista de las construcciones comunes y de muchas de las viviendas de las Colonias. Dichos descendientes que habían aportado interesante documentación (literaria y gráfica) procedente del archivo familiar, creo que fueron en cierto modo los protagonistas de dicha inauguración a la que no pude asistir (“por motivos de agenda” y “premura de tiempo”). Amén de la aportación documental y sus conocimientos de arquitectura (de la nieta, Isabel Rus Pezzi), se dejó patente el peso institucional del nieto (Miguel Rus Palacios) en el tejido empresarial sevillano. Entre el público, al final del acto, vi al hermano de la organizadora, Luis Yáñez Barnuevo y, según me dijeron mis amigos, también estaba su esposa Carmen Hermosín. El salón de actos de nuestra Casa de la Cultura presentaba una concurrida asistencia.

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