Discurso completo pronunciado por Antonio Carmona Granado en la presentación de la Revista de Cazalla el 28 de julio de 2025 en la Casa de la Cultura
UN EMBRIÓN DE REVISTA DE CAZALLA DE HACE 101 AÑOS. Antonio Carmona Granado. Casa de la Cultura, Cazalla de la Sierra, 28 julio 2025
A continuación, se nos van a presentar los contenidos de la Revista de este año 2025. Y para dejar claro que la Revista se ha convertido ya en una verdadera tradición para los veranos de este pueblo, una tradición que no se puede dejar olvidada, un Bien de Interés Cultural…, nosotros, hoy, queremos echar un vistazo a sus posibles orígenes.
Y por eso, vamos a hablar ahora, brevemente, de la Revista de hace 101 años. La Revista de 1924. Una Revista que aún no se parecía demasiado a las actuales, sobre todo en su formato, pero que sería, por lo que hemos encontrado hasta estos momentos, el embrión de las futuras Revistas de Cazalla.
Hasta entonces en Cazalla de la Sierra había venido existiendo, desde finales del siglo XIX, una abundante prensa periódica, que en algunos casos había tenido más recorrido cronológico que en otros, y sobre la que escribimos hace años en El Chorrillo, pues, al fin y al cabo, eran sus abuelos. Nos referimos a las cabeceras de El Cazallense desde 1890, El Adalid en 1892, La Revista del Distrito de 1917, La primitiva Voz de la Sierra desde 1921… Todas ellas fueron publicaciones con carácter informativo, de periodicidad semanal o quincenal, que nos daban cuenta de las noticias y polémicas que sucedían a nivel local, y a veces comarcal, y recogiendo incluso extensas colaboraciones literarias. Es posible que, con estos periódicos, las necesidades informativas, los parabienes y los “paramales”, de nuestro pueblo estuvieran cubiertos.
Pero, que sepamos, hasta 1924, no había existido ningún folleto o publicación de carácter anual que, con puro sentido propagandístico, se dedicase a la promoción de nuestras fiestas y festejos. Una publicación, casi oficial, dedicada a difundir, hasta donde fuese posible, la historia, las realizaciones económicas y sociales, y los negocios de nuestra localidad. Ese parece ser, pues, el objetivo de este primer embrión de Revista.
Eran tiempos, aquellos de 1924, en que los que la libertad de prensa estaba, diríamos, cercenada. Eran los primeros tiempos de la Dictadura del General Miguel Primo de Rivera. Hacía casi un año que se había producido el golpe de estado, con el beneplácito del monarca Alfonso XIII, quedando suspendida la Constitución vigente desde 1876 y, con ello, toda la actividad parlamentaria y sindical del país. Eran tiempos en que los Ayuntamientos, y toda la vida política, estaban controlados desde los cuarteles y en los que la presencia de la autoridad militar presidiendo los Plenos municipales era algo habitual. Eran tiempos de enaltecimiento de los valores de las patrias, chica y grande. Y, además, en la capital, Sevilla, con repercusión en todo su entorno, se estaba preparando una gran Exposición Iberoamericana, en la que enaltecer también la raza hispánica. La prensa, que era casi el único medio de comunicación de masas (la radio estaba en pañales: Radio Ibérica desde Madrid había empezado a emitir a finales de 1923), sufría censuras y restricciones arbitrarias. Y como en todas las dictaduras la manipulación de estos medios y su control gubernamental eran lo característico.
Y en ese contexto se confecciona en la imprenta de Espina Oliver (que si no me equivoco estaba en la calle Cardenal Spínola, nº 8, actual calle Parras 4) esta pequeña revista titulada Cazalla Feria y Festejos en agosto de 1924. Aquel año las fiestas se celebraron los días 14, 15 y 16.
Se trata de un folleto de unas 20 páginas, incluida la portada, de las cuales 13 están dedicadas a publicidad, o sea, el 65% de su contenido.
Entre las siete restantes, se recoge una breve reseña de algo más de una página, con información geográfica e histórica de nuestra población (que superaba ya casi los 10.000 habitantes), llena de los tópicos que hemos venido leyendo y manejando durante tantísimos años: las curiosidades arqueológicas, y las calidades monumentales y paisajísticas. Al final de esa reseña se nos dice que el escudo de la ciudad está presentado por garzas en actitud de picar una a otra, en campo de oro. Sin embargo, contradictoriamente, como podemos ver, en su portada se sigue reproduciendo el escudo de las dos palomas. El asunto sigue siendo uno de los curiosos “grandes debates” de nuestra historia.
Tras estas líneas, vienen tres páginas dedicadas a describir los pormenores y excelencias de la Colonización que se venía efectuando en los terrenos de Galeón, realzando la labor “digna de encomio” (se dice textualmente), que estaba realizando la Junta Central de Colonización y Repoblación. Una experiencia dirigida por el ingeniero agrónomo Manuel María Rueda Marín, junto a una de las figuras claves de la historia cazallera de aquel momento, Carlos Rein Segura, un joven malagueño al que también se le dedicarían páginas de elogio en las posteriores Revistas de Cazalla de época franquista, por haber llegado a ser ministro de Agricultura.
En la página que sigue, titulada “ELEMENTO OFICIAL”, se anotan los nombres y cargos de las autoridades locales, militares y civiles, así como la composición del Ayuntamiento “con arreglo a los nuevos Estatutos Municipales”, cuya “designación… no ha podido ser más acertada”, según el autor de la información. Una Corporación compuesta sobre todo por pequeños empresarios, en la que los propietarios agrarios, de momento, estaban prácticamente ausentes. Con lo que se quería dar entender que se estaba luchando contra el caciquismo municipal, como pregonaba la Dictadura primorriverista. Una Corporación que fue difícil de conformar, como lo demuestran las dos vacantes que todavía no se habían cubierto, y que desde el año anterior no había dejado de tener problemas (Véanse al respecto las colaboraciones de A. Villalba en El Chorrillo de febrero y abril de 2020).
Viene a continuación una única página ilustrada con tres fotografías: la del Delegado Gubernativo, el capitán Álvarez Arenas; la del Alcalde, el citado ingeniero Rein Segura; y una grupal, muy interesante, aunque poco nítida, con todo el personal técnico y coloniantes de la Colonia Agrícola de Galeón.
Le siguen las páginas de los anunciantes, y entre ellas el programa de festejos en el que se destacan las Dianas y conciertos musicales, el Cinematógrafo público, las Veladas y bailes de sociedad, los desfiles de Gigantes y Cabezudos, “Grandes Partidos de Fut-bol”, carreras de cintas en automóvil, “magnífico alumbrado a la veneciana” y fuegos artificiales con gran traca final. Tampoco faltaría la gran corrida de toros del día 15, con astados del Conde de la Corte, y con Manuel García “Maera” como único espada.
Sobre la publicidad recogida en esta pequeña revista dábamos cuenta ya en El Chorrillo de marzo de 1994. Allí decíamos que con el transcurrir del tiempo, los viejos anuncios de las viejas revistas se convierten, entre otras cosas, en una fuente de gran valor para conocer la historia cotidiana de la economía y de la mentalidad de una época. “Tal negocio desapareció…”, “aquél todavía se conserva…”, “tantas fábricas había entonces…”, son los comentarios más usuales que surgen cuando les damos un ligero repaso.
Aunque en la publicación aparecen mezclados y a diferente tamaño y disposición, en aquel artículo los presentábamos clasificados de la siguiente manera:
Por ejemplo, en el apartado de la Hostelería (Bares y Fondas), aparecían anunciados: “Cerveza La Mezquita”, despacho de vinos, aguardientes y vinagres en la calle Cervantes, cuatro esquinas; “Cervecería El Toro” de Francisco Falcón Blandez, en Cervantes,17, haciendo publicidad a la Cruz del Campo, con selectas tapas, vermut y vinos de marca; “Café Madrid” de la Vda. de Carmelo Muñoz; el “Pasaje del Café Madrid” de Rafael García Pacheco, en la esquina de Cervantes y Plaza Argüelles ; y la “Nueva Fonda” de Josefa M. de Tirado, en la calle Central (junto a Correos), con el reclamo de Automóviles Correos, exponiéndose que “A los Sres, viajeros clientes de esta Casa se le transportan todos sus equipajes y las maletas gratuitamente. Magníficas habitaciones con luz eléctrica. Casa especial para señores viajantes”, con servicio de automóviles y carros a todos los trenes. (Es curioso apreciar que pertenecen a dicha calle Cervantes y sus alrededores la mayor parte de los establecimientos de este ramo anunciados).
En este apartado del transporte se anunciaba Antonio Martín, con “gran servicio de carros y auto-camiones”, en la calle López de Ayala, 77. Y, en relación con esto, el taller de reparación de toda clase de automóviles y de mecánica en general de Adriano Hernández, en la calle Cervantes 24.
En el sector de la zapatería se hace publicidad de “La Americana” de Luis Garrido Reyes, en la calle Borbolla 2, con “especialidad en las medidas”; la “Zapatería Moderna” de Joaquín Raigón Aguilar; y el gran “Obrador de Calzado” de José Corral Lira en Canalejas, 18, que prometía “elegancia, solidez y economía”.
En tejidos y confección anunciaba Bernabé Frías Gómez, en Canalejas, 21 y 23, su “comercio de tejidos”, en el que se ofrecían también “objetos de platería, artículos para viajes, camas de hierro y madera, peletería y perfumería”; y también la “Gran Sombrerería” de Luis Morenas, frente al mencionado comercio, que nos decía poseer un “Extenso surtido en Sombreros anchos sevillanos, flexibles, Sombreros de paja, Gorras Balón, Sombreros de paja Bebé, Pamelas y Garrotines de piqué. Se liquida a precio de realización un gran surtido de Gorras de invierno y Bilbainas”; y la “Sastrería Moderna” de Carmelo Velázquez Cazalla, en Cardenal Spínola, 47.
Son curiosos los anuncios de los centros de enseñanza, como el del “Colegio San Rafael” de D. José Marín Rosas, en la Cuesta del Vicario, con “amplio e higiénico local para comodidades de los alumnos” con internado y semiinternado; o el “Colegio Nª Sra. del Monte”, del Licenciado Máximo González Zapata, incorporado al Instituto General y Técnico de Sevilla, con sede en Cardenal Spínola, 18, donde también se admiten alumnos internos y “encomendados”.
También se anunciaba a bombo y platillo, a página completa, el Banco de Ahorro y Construcción, cuyo agente en Cazalla era Antonio Zarallo Aguado. Y en este mismo capítulo, Enrique Jódar de la Barreda, procurador de los tribunales, “facilita dinero con hipoteca sobre fincas rústicas hasta 500.000 pesetas disponibles”, con oficinas en Virgen del Monte nº 1, de nueve a una.
No podía faltar la publicidad dedicada a nuestros anisados, con Anís San Benito, Anís Triana y Fino Competidor de José Calvo. Con Anís El Príncipe de Bonilla y Sainz. La marca especial de San Antonio de Antonio Pérez Vega. El Anís del Clavel de Ángel Lorenzo. Anís Royal de Lorenzo Hermanos. La Anisadora del Valle, también a página completa, de Sucesor de Portero Hermanos. Anís Nacional de B. Venegas Porras, Licores y Jarabes. Anís Toledo de Guillermo Álvarez de Toledo.
Los materiales de construcción de la Viuda de Antonio Osorio en la calle Echegaray, nº 9. Y en el 17 de esa misma calle los “Ultramarinos finos” de Carlos Pumar Magariño.
La “gran Relojería” de José Martín Rivera, en la calle Borbolla 17.
La Farmacia económica del Licenciado Santigosa, en la calle Borbolla 43, que garantizaba “la mayor ventaja en las recetas y específicos”. También se anunciaba la farmacia de Cristóbal Pérez.
Y cerrando la publicación, en la contraportada, se anunciaba la Fábrica de sillas “Nª Sra. de los Dolores” de López Cepero, almacén de maderas, fábrica de envases, máquinas de aserrar y almacén de eneas.
Y, medio escondido, en un pie de página se nos decía “¿Necesita V. una buena PLUMA estilográfica? ALEJANDRO ESPINA las tiene de venta”.
En conclusión, y para no cansaros más, una antigua Revista Cazalla de hace 101 años que, como todas las que le siguieron, hoy nos informa e ilustra una parte del pasado de este pueblo. Volvamos a 2025, un siglo más tarde, y comparemos y hagamos reflexión.